miércoles, 12 de octubre de 2011

Hola, he estado pensando a cerca de las fantasías sexuales. Primero tienes una fantasía sexual que cumplir y luego, encuentras a la fantasía sexual con quien cumplirla. Y cuando ya estas a punto, te dices a ti mism@. No, no, no. Es un mecanismo acaso eso para protegernos de los problemas que pudieran generarse de esas fantasías. O es un compromiso para ponerte el pié y decir que eso es malo. Creo que lo malo es hacer algo que te lastime, o lastime a los demás. Hasta que punto deja uno cumplir lo que uno quiere, por hacer lo que uno debe. Hasta dónde llegaremos con esa hambre de ser perferctos. Se puede potencializar ésta actitud hasta dejarnos petrificados en todos los rubros de tu vida, como luchar a codazos por el puesto que tiene tu mejor amig@, y hacer lo correcto y dejar que llegue porque tiene más hijos, más experiencia, más tiempo. Se puede dejar que tu novi@ tenga toda clase de secretos para contigo o para con el o ella, porque debes respetar su espacio. Pero al final se la cobras teniendo desconfianza. Cual es el límite de lo correcto. Se puede dejar que el mundo sepa que haces en tu cama y con quién. Sólo porque es correcto. Llegar con mamá y decirle me acosté con tu mejor amiga. Eso sería correcto, pero no es correcto, al momento en que la lastimas. Pero lo hiciste y te hace cosas horribles y tu no puedes decirle nada. O me acosté con el mejor amigo de mi papá, o me gusta mi prim@, herman@, vecin@ y quiero hacerlo. Y es ahí cuando la gent nos habla de perversión. Sinceramente creo que perversión es creerte inmortal, y creer que debes aguantarte todo el tiempo. Tenía una perversión desde el punto de vista católico yo personalmente, quería ser yo. Y lo que tenía que hacer era esconder mi naturaleza. Y el día que dije la verdad, todo fue más simple, más sencillo. Y lo hice, y seguramente muchos por allá dicen que soy un asco, otros que una valiente. Yo digo que una perversa, pero sana, feliz, aceptada y super amada.